Agustín CORONA
“Hoy cumplo 15 años del accidente que cambió mi vida para siempre“, refiere Charly Oswaldo Flores Jarillas, originario de la comunidad de Jesús de San Pablo del Monte, con la vista al frente y de pie para contar parte de su vida a la edad de 25 años.
Aunque nació como la mayoría de la gente y con las mismas oportunidades, sano y con sueños por cumplir, fue a la edad de 10 años cuando el destino lo puso en una mala jugada pues, recuerda, encontrándose en el segundo piso de su casa volando un papalote, este se atoró en los cables de luz y, mientras el cielo estaba despejado y el sol hacía sentir su esplendor, Charly dudó en alcanzarlo para continuar volándolo.
“Miré hacia arriba, a un costado y al otro, quise dejarlo ahí, pero decidí desatorarlo“. Entonces sucedió, dio algunos pasos al frente después de tomar un tubo de aluminio en lugar de un objeto de madera, caminó hasta llegar a la orilla de la vivienda y, mientras se agarró de una varilla con la mano izquierda, el golpe de la electricidad lo tumbó cayendo hasta el adoquín dejándolo inconsciente.
Gritos, desesperación e impotencia fue la primera impresión de sus familiares y de algunos vecinos pues, a falta de saber qué hacer, esperaron a que fuera trasladado a un hospital para ayudarlo mientras las lágrimas y lamentos se presentaron en ese día.
Oswaldo recuerda que fue el 16 de noviembre del año 2008, aunque no recuerda el dolor físico del momento del accidente, sí recuerda el dolor moral y anímico de su nueva condición de vida, además de lo difícil que fue para su familia sacarlo adelante.
“Lo que me dijeron después de despertar, es que estuve en coma con pocas posibilidades de vida“. No hablaba mucho, pero supo que ahora era una persona diferente ya que tuvo una fractura en el pie izquierdo, pero, peor aún, su mano izquierda no corrió con la misma suerte y fue necesario amputarla mientras que la otra tuvo afectaciones drásticas que, hasta el día de hoy, sigue en rehabilitación para recuperar su movilidad.
Charly, mientras sostiene su celular con una mano y con la otra realiza maniobras para utilizarlo, cuenta que tuvo que superar diversas circunstancias, desde sobreponerse de la pena o burlas, de aprender a valerse por sí mismo, hasta lograr una carrera técnica de diseño gráfico que le ayuda a salir adelante.
A 15 años de ese accidente, ve la vida diferente y da gracias a Dios por una nueva oportunidad de vida ya que, seguramente, tiene algún propósito en este mundo y busca cumplirlo.
Ahora, con esa discapacidad, sigue luchando para mejorar su condición de vida sin darse por vencido; trabaja como auxiliar con el regidor José Sergio Mendoza Cano quien le dio esa oportunidad, además de realizar otros trabajos de manera independiente.
Participa en política desde hace años con el deseo de que algún día pueda representar a la población y no va por mal camino, en los últimos años el apoyo hacia este sector ha incrementado, teniendo nuevas oportunidades de desarrollo.
Siempre con la mirada arriba, Charly mantiene sus ideales a flor de piel; aunque confiesa que no concuerda con las de otros, sin embargo, las respeta y sigue aprendiendo para, algún día, hacer mejor las cosas como las que actualmente las vive y las mira.
Mientras, con una sonrisa en el rostro, se muestra tranquilo y decidido a seguir adelante diciendo las siguientes palabras:
“Agradezco a mi familia, en general a mis padres, Gilberto Noe Flores Vélez, quien lamentablemente hace cinco años falleció y mi amada madre, Elizabeth Jarillas Calvario; a cada uno de mis hermanos y sus esposas; a mi hermana y su esposo. Gracias por el apoyo brindado. A cada uno de mis amigos y amigas, conocidos y conocidas, gracias por formar parte de mi vida y seguir coincidiendo en el mismo tiempo. Recuerden que la discapacidad no está en el físico, sino en la disminución del pensamiento para salir adelante y yo, SALDRÉ ADELANTE”.