Dan último adiós a Vanessa; soñaba con ser maestra pero fue interrumpida por conductor de Coppel

San Pablo del Monte, Tlax., A. Corona.- El día amaneció despejado, sin alguna nube que interrumpiera la luz de sol en San Pablo del Monte como dando paso para que Vanessa, de ocho años de edad, entrara al reino de Dios en el sepelio que se desarrolló este sábado en el barrio de San Pedro.

Desde temprana hora, los preparativos estaban listos para que a las 9:30 de la mañana se realizara la misa de cuerpo presente en la capilla de esa comunidad, en donde fue acompañada de sus padres, hermanos, familiares, amigos y conocidos para darle el último adiós.

A esa hora, el féretro de color blanco y en hombros de sus seres queridos, ingresó por espacio de media hora para que a las 10:00 saliera entre una multitud que esperaba para caminar por la calle 20 de noviembre, lugar donde el pasado ocho de mayo falleciera tras haber sido atropellada por el conductor de la unidad propiedad de la tienda departamental Coppel.

Durante su trayecto, a casi una cuadra y media, hicieron una parada en Avenida Tlaxcala para despedirse de la vivienda donde pasó su infancia quien, como cada niña de su edad, jugó, se enfermó, lloró y sintió el cariño de quienes ha dejado en esta vida.

Con flores y globos blancos, fue encaminada hasta el panteón de la comunidad mientras los vecinos se asomaban por las ventanas y puertas para contemplar su camino hasta llegar a las 10:36 de la mañana para descansar mientras el susurro de los presentes lamentaba la trágica muerte de la menor de dad.

Vanessa era una niña que le gustaba divertirse y uno de sus sueños era convertirse en maestra; estudiaba el segundo grado en la escuela primaria Domingo Arenas, fue la más chica de la familia Castro Tlapaya y, aunque se peleaba con sus hermanos, mostraba sensibilidad para reconciliarse abrazándolos para reiniciar el cariño de familia.

Sus padres, Gabriel e Inés, la recuerdan como una niña que siempre estuvo atenta a los acontecimientos en el hogar y mostraba su comprensión en las buenas y en las malas.

Sin embargo, la tarde del pasado miércoles su crecimiento fue interrumpido opacando la luz y los sueños que tenía a sus escasos ocho años de edad.

Sus hermanos Yovanii, Yadira y Gabriel, así como sus papás la recordarán con cariño pues el hueco que deja en sus corazones siempre será difícil de llenar.

 

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