Guiados por la fe, el pasado 27 de febrero un grupo de amigos originarios de San Pablo del Monte, entre los que está Filiberto Organillo, partieron como cada año al Santuario del Señor de Chalma, uno de los centros religiosos más visitados en todo el año el cual está ubicado en el Estado de México.
Sin importar el cansancio, las inclemencias del tiempo o el peligro de ir caminando por más de 220 kilómetros, la esperanza de visitar a este Santo para agradecer los favores concedidos, en busca de paz y estabilidad espiritual, es el motivo que mueve no sólo a ellos, sino a un sinnúmero de personas de distintos estados de la República.
Con ropa cómoda, cobijas, agua, tenis y una mochila en la que llevaban artículos de primera necesidad, Hipólito Cabildo, Nicasio Juárez, David Organillo, Erick Organillo, Marcos Juárez, Carmen Xelano, Carlos Cabildo, Joel Juárez, Sixto Ramos, Roberto Organillo, entre otros, fueron paso a paso hasta llegar el pasado viernes.
Los fieles, que en todo momento llevaron consigo la imagen enmarcada del Señor de Chalma, les fue suficiente estar algunos instantes en el Santuario y aprovecharon el viaje para bendecir imágenes, visitar lugares y traer algunos recuerdos.
Como ellos, cientos de personas de San Pablo del Monte han emprendido este camino por tres días y será el próximo fin de semana cuando en el barrio de San Nicolás de San Pablo del Monte celebren con diferentes actividades a esta imagen.
De acuerdo a la tradición, se dice que en 1537 los frailes Sebastián de Tolentino y Nicolás Perea evagelizaban la región de Malinalco y Ocuilán y se enteraron de que en una cueva cercana a Chalma se veneraba a Oxtotéotl (Dios de la cueva) con sacrificios humanos. Fueron conducidos por los indios y al observar las diabólicas escenas, emprendieron la tarea evangelizadora exhortándoles a destruir el ídolo y venerar a Jesucristo. Al tercer día regresaron y vieron con sorpresa que en el lugar se encontraba la piadosa imagen del Señor de Chalma que hoy se venera.